Incluso los carlistas celebramos
la Navidad. Ninguno de nosotros alberga dudas acerca de la trascendencia de
este momento, uno de los más grandes de la historia de los hombres. Este
veinticinco de diciembre, en nuestras casas, volveremos a sentirnos pequeños
con ese Niño que nace en el pueblico de Belén, en los confines del Imperio. Nos
emocionaremos cuando extienda su primera manecita hacia el cielo. Quizá
sintamos una ternura muy parecida a la de sus santos padres. Entonces todo será
posible.
Los carlistas de Navarra
celebramos estas fiestas con la certeza de que el Amor vuelve a vencer, aunque parezca
débil, y sea pequeño, y nazca en el establo más humilde que quepa imaginar.
Pero, como los pastores que lo dejaron todo para rendir tributo al Rey del
Universo, los carlistas permanecemos en vela. Somos conscientes de las
dificultades en que viven nuestros vecinos y amigos. El invierno se prevé otra
vez largo en lo político y lo económico. Más allá de las estadísticas y del
PIB, nuestra gente sufre la ventisca.
Puede que nosotros también
hayamos pasado frío. Pero no es excusa. Por eso aprovechamos este momento para
pedir perdón por todos los errores cometidos. A pesar del esfuerzo de nuestros
militantes, a nuestro movimiento le queda un largo camino para constituir una
alternativa seria. Quizá hemos pensado demasiado en nosotros mismos. En lugar
de disolvernos en el servicio, nos hemos obcecado en nuestra propia tragedia y
sufrimos el cautiverio de nuestras entelequias intelectuales. Tan sólo la
inocencia del Niño de Belén puede salvarnos.
Vaya desde aquí nuestro respeto a
la guardia de la Navidad. A pesar del invierno atroz, hay amor en todos los
frentes: los sacerdotes cansados, los padres y madres de familia, los currantes
de todos los oficios, los paisanos que trabajan en tierra extranjera, los jóvenes que estudian en las universidades y colegios
de España. Cuánta gente generosa que ignora que con su ejemplo mantiene en pie
a otras personas.
Los responsables de esta página
damos también las gracias a quienes nos inspiran, a esa modesta y animosa
guardia que capitanea Lázaro desde la sede del Partido Carlista de Navarra; los
muchachos del radical-carlismo de Villava, Burlada, Mendillorri y Chantrea; los
jóvenes de los viernes en Cizur, los tradicionalistas leales que han defendido
el Monumento de Navarra a sus Muertos; los carlistas de la pancarta de cada día
25 frente al Parlamento … y tantos otros que, con toda la buena voluntad del
mundo, militan por Dios, por la Patria y por el Rey.
Desde cada calle, con la voz
entrecortada por el frío: ¡Feliz Navidad!
vuestro estilo en el discurso es perdedor, no estáis en el siglo XXI,os debéis pensar que sois la última aldea gala en defensa de algo que nadie cree, y cuando digo nadie, incluyo a muchos de los vuestros, que se arrepintieron de haber seguido al generalísimo, que os la metió doblada por cierto.
ResponderEliminar