lunes, 23 de enero de 2017

"Nosotros, los carlistas, debemos seguir en la lucha"

Carlos Javier de Borbón-Parma ha enviado un comunicado en el que vuelve a asumir su condición de líder de los carlistas. Don Carlos llama a sus seguidores a cumplir con el deber de ofrecer un cambio profundo a los problemas sociales y políticos.



Actualizar el bien común

Carlos Javier de Borbón-Parma convoca a los carlistas para seguir en combate porque están en juego “la naturaleza, la paz y la justicia”. Don Carlos propone una reacción que desde la base de la sociedad afecte a las altas esferas políticas. De esta manera, manifiesta su intención de darle un sentido al “bien común” desde el ámbito local, sin perder la referencia universal.

Don Carlos invita a asumir responsabilidades de cara a las generaciones futuras, de manera concreta. Esta respuesta responsable, basada en “la participación inteligente, activa y crítica de los ciudadanos”, exige también, según don Carlos, instituciones sólidas.


El príncipe de la ecología

Con su sensibilidad habitual hacia la ecología, tema recurrente en sus manifiestos, don Carlos señala que el cambio climático no es sólo una evidencia científica: es también un grave peligro para el planeta como “casa común” y, en concreto, para la península ibérica.

Carlos Javier de Borbón-Parma augura un horizonte político difícil, con “guerras terribles” en el mundo por el control político de los recursos naturales. Don Carlos, en la línea carlista de intransigencia con la injusticia, ha profundizado en sus planteamientos ecologistas al señalar que la desidia de todos tiene su efecto en los más pobres, que sufren de manera más virulenta los efectos del “desprecio a la naturaleza”.

Don Carlos propone en su manifiesto algunas soluciones concretas: “Hay que vivir racionalmente, usando una fuente de energía limpia, moderando el uso de recursos naturales, como el agua, luchando contra los abusos y la malversación de unos bienes que son limitados”.

Una tradición de siglos

Don Carlos Javier de Borbón-Parma ha recordado en su texto a los carlistas la exigencia de vivir sus tradiciones seculares. Así, ha enlazado su discurso con la festividad de la monarquía tradicional, instituida por Carlos VII y celebrada por carlistas de todas las Españas. Tampoco ha pasado por alto la oportunidad de recordar el reciente bautizo de su hijo, Carlos Enrique, en Barcelona. De esta manera, enlaza el pasado, el presente y el futuro de un movimiento que aspira a plantear una alternativa a la crisis provocada por sus enemigos tradicionales.

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