domingo, 3 de mayo de 2015

No lloro porque te vas...

Cuando el coronel Beorlegui llegó hasta Vera del Bidasoa con los primeros requetés, a la mañana siguiente, el vecino D. Juan Olondria vio en la Misa a un voluntario que llevaba galones de sargento, vestido con chaqueta y con los codos rotos. A la salida, con el corazón que se ponía en aquellos días para atenderse y protegerse mutuamente, le invitó con espontánea y dulce hermandad: 

- Venga usted a mi casa para que mi mujer le arregle la ropa.

Y el requeté le hizo la siguiente confesión:

- Soy de Artajona y me ve usted de esta facha porque estábamos segando cuando nos llegó la orden de incorporarnos, y como nos cogió en el campo al llegar el aviso, así fuimos a Pamplona y así hemos venido hasta aquí. Por cierto que cuando volví del campo al pueblo, estaba todo lleno de camiones cargados de voluntarios para partir inmediatamente. Me monté en uno de ellos a la carrera y entonces vi a mi mujer que venía llorando:

- No llores, mujer -le dije-, que volveremos pronto. Y ella me respondió:

No, si no lloro porque te vas; lloraba porque tenía miedo que no ibas a llegar a tiempo para marchar con todos. Ahora ya me quedo contenta...

Navarra en la Cruzada. Francisco López Sanz, pp 224-225


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