Las
elecciones están a la vuelta de la esquina, pero en la calle sigue escuchándose
el grito de “no nos representan”. Hay malestar entre los vecinos. Los partidos
se han revelado como instrumentos ineficaces para representarnos. Además, ya se
sospecha que han caído en manos de las grandes empresas, cuyos consejos nutren los
políticos famosos cuando se jubilan del escaño.
¿Hay
alternativas? Sí, y requieren ponerse manos a la obra cuanto antes. Construir,
construir y construir. La alternativa requiere aquello que decía el francés
Madiran: ir a ver al vecino, tomar contacto con el colega, volver a crear en la
base pequeñas comunidades de ayuda mutua. Las cooperativas, las asociaciones de
vecinos y las agrupaciones profesionales son un buen exponente de esta sociedad
que proponemos. Luego habrá que clamar para que haya una representación más
rica: por barrios, por oficios, por asociaciones…
En
este sentido, Navarra por haber defendido su independencia, sus fueros y
tradiciones; es la mejor indicada para emprender una tarea que luego podría ser
emulada en otros lugares. Nos encanta asociarnos, juntarnos en el local, tomar
una cerveza con los amigos. Aquí está, y no en otro sitio, el fundamento de la
alternativa.
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