Doña Narcisa Ojer, viuda de Domench, vivía en Villava con
sus hijos. Unos de estos, Luis, la noche del 18 de julio de 1936, sábado, le
dijo con un poco de retintín:
- Madre, ¿Ya me ha preparado usted la ropa para mañana
domingo?
La madre, que se había enterado de todo lo que estaba
dispuesto para el día siguiente, le contestó con naturalidad y haciéndose la
distraída:
- Sí, hijo; encima de la cama la tienes, y bien planchada que
te la he dejado. Como para mañana…
Y encima de la cama estaba, en efecto, el pantalón, la
camisa kaki y la boina de requeté, que era la ropa destinada para aquel domingo
bélico, principio de la gran ilusión y de la gran sorpresa que aguardaba a unos
y a otros porque nadie podía creer de lo que sería capaz Navarra.
Y en aquel amanecer del 19 de julio, cuando los valientes
requetés de Villava salían en gran número para emprender la descomunal aventura
y muchos para ya no volver, doña Narcisa Ojer, desde la ventana, gritaba a su
hijo:
¡Luisico! A ver si eres más valiente que tus abuelos…
(Sus abuelos, paterno y materno, los dos fueron voluntarios
de Don Carlos en la última guerra carlista).
Navarra en la Cruzada.
Francisco López Sanz, pp 144-145
No hay comentarios:
Publicar un comentario