martes, 6 de septiembre de 2016

Llegan tarde

El historiador Santos Juliá sugería ayer en El País que si se produjeran unas terceras elecciones debería haber una huelga de electores en rechazo por la actitud que han tenido los partidos políticos a la hora de formar gobierno. El alcalde de Pamplona Joseba Asirón se lamentaba hoy en Info7 Irratia de que UPN no haya condenado “las amenazas fascistas” que supuestamente ha recibido en forma de pintadas. El presidente de las juventudes del PP de Navarra ha iniciado una recogida de firmas para salvar el monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada.

Pero llegan tarde.

Llega tarde Santos Juliá, porque los carlistas ya propusimos el 20 de diciembre y el 26 de junio que la gente no sólo no acudiera a votar, sino que se pusiera manos a la obra para construir una sociedad de hombres libres. ¿Votaremos en unas terceras elecciones? Tampoco.

Llega tarde Joseba Asirón a combatir a Franco, porque el dictador ya está muerto y porque los carlistas tuvimos que hacer, cuando había que hacerla, la oposición a su régimen. Se hizo porque había que hacerlo, cumpliendo con nuestro deber. Ahora los problemas son otros y, no nos cabe duda, este tiranuelo que tenemos por alcalde forma parte de ellos.

Llega tarde el presidente de las juventudes del PP de Navarra, porque sus políticas liberales han arrasado con las libertades de los navarros. No nos creemos, los carlistas, su cuento del patrimonio artístico. Que vaya a defender el arte a los museos, esas instituciones cuyos consejos y puestos de honor ocupan sus gerifaltes. Le cedemos, si quiere, el museo carlista de Estella.

En realidad, no sólo llegan tarde, sino que además se equivocan. Al menos los jóvenes del PP y el alcalde Asirón. Algo tenían que tener en común: el error. Porque Santos Juliá, que es un historiador respetado, ya sitúa el mal “en los tiempos de la mamá de Isabel II”. Escribe este párrafo magistral:

“No hay que ser experto en historia parlamentaria para comprobar que el mal viene de lejos, de los tiempos de la mamá de Isabel II nada menos, María Cristina, la reina gobernadora; se refuerza en la época del moderantismo y recorre todo el largo periodo de la Restauración, cuando los políticos y los amigos de los políticos concebían el Estado como una finca que los partidos gobernantes y los amigos de los partidos gobernantes vendimiaban por turno bien establecido. Ejecutivo fuerte por presidencialista, Parlamento débil por servil es igual a Estado como botín que se distribuye a la voz de adhesión incondicional. Y pesa tanto entre los vivos la tradición muerta que la primera aparición pública de quienes hace unos meses presumían de ser gente de abajo frente a la casta de arriba consistió en repartir la piel del oso antes de cazarlo: qué hermoso y lucrativo asaltar los cielos”.

Don Santos, perdone por compararlo con aquellos. Era una broma. La huelga general de electores es buena idea, aunque tardía. 

Joseba, no se trata de amenazas fascistas. Ni lo uno ni lo otro. Ya sabe usted bien qué acciones son protagonizadas por los carlistas. No es nuestro estilo la amenaza. Los carlistas haremos en cada momento lo que haya que hacer y, en el cumplimiento de este deber no vemos la necesidad de avisar a nadie. Los carlistas no amenazamos, actuamos. Por cierto, se limita usted, Joseba, a señalar que están allí enterrados los generales Sanjurjo y Mola. Le recordamos el nombre de los seis valientes, en su mayoría carlistas, que los acompañan:

Joaquín Munárriz Escondrillas, de Cascante
Joaquín Sota Garayoa, de Tafalla
Severino Arregui Olalquiaga, de Puente la Reina
Don Pedro Martínez Chasco, de Oteiza de la Solana
Joaquín Aznar Zozaya y Dimas Aznar Zozaya, de Javier

Al presidente de los jóvenes del PP. No cuela. No os vamos a hacer el trabajo en la calle. Si sois realistas, os daréis cuenta de dos grandes verdades: no representamos demasiados votos y os haremos frente como llevamos haciendo desde 1833. Son muchos años ya. Muchos años.

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